El Tribunal
Supremo ha establecido que el padre o la madre que vive con sus hijos en una
vivienda familiar en régimen de gananciales y que lleva su nueva pareja a
convivir con ellos de manera estable, pierde el derecho a disfrutar del uso de
esa casa.
La resolución
desestima el recurso de casación de la Fiscalía contra una sentencia de la
Audiencia Provincial de Valladolid que había acordado la extinción del derecho
de uso de la vivienda por considerar que la entrada de una tercera persona en
el inmueble hacía perder a este su antigua naturaleza de vivienda familiar, al
servir ahora en su uso a una familia distinta y diferente.
En este
caso, una pareja de Valladolid se divorció y la mujer se quedó con sus hijos en
la vivienda familiar. Pasado un tiempo, entró a vivir su nueva pareja, por lo
que su ex marido la demandó. El Supremo afirma que el derecho a residir en la
vivienda familiar se mantiene "en tanto que se conserve este carácter
familiar".
Sin
embargo, en el caso que ha estudiado la Sala, dicho carácter "ha
desaparecido, no porque la madre e hijos hayan dejado de vivir en ella, sino
por la entrada de un tercero, dejando de servir a los fines del
matrimonio".
Y explica: "La introducción de una tercera persona hace perder a la
vivienda su antigua naturaleza por servir en su uso a una familia distinta y
diferente".
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